Todo
lo que había aprendido para poco sirvió aquella tarde. Ningún estudio me
preparó para lo que vendría en ese momento. No importa, porque la intuición y
la sensibilidad no son cualidades que puedan enseñarse. A riesgo de despertar
la soberbia, ese tipo de aspectos del ser humano vienen únicamente desde el
momento en que rompemos nuestra membrana y dejamos paso al aire venenoso del
mundo.
Presentamos
un adelanto de lo que aparecerá en pantallas pequeñas de las localidades
rezagadas del estado tormentoso del que provenimos. Una tormenta no nos daña,
la gente huye atemorizada, pero para nuestros ojos, esto es material de trabajo
invaluable. Para mayores informes háganos saber sus inquietudes al correo de
nuestro director… makiavelon@gmail.com.
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