La creación invita a la metáfora marcial: sudar
tinta y aguantar mecha; cortar, romper, desgarrar, interpretar; recibir heridas
y fracasar; furia incontrolable frente a los obstáculos; sueño intermitente;
imágenes, formas, líneas que surgen de la oscuridad como en un retén nocturno;
el borde de la locura; la pérdida de identidad en la continua aventura hacia el
corazón de la tierra de nadie.
La intensidad estética ofrece un equivalente de la
guerra al proporcionar un enemigo obstinado -la imagen, el material, el ideal-
para ser atacado, sometido y convertido. La pasión venusina también ofrece
erótica, el sacrificio, la devoción sin doctrina y una banda de camaradas
dedicados a la misma búsqueda de lo sublime. Si la guerra queda más allá de la
razón, también deberá estarlo el paralelo estético de la guerra.
Hillman -Un terrible amor por la guerra-
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