“Si estuviera poseído por una furia ciega, el asesino presa del AMOK
resultaría fácil de dominar. Pero se mueve sin vacilar, reparte las armas por los alféizares de las ventanas, coloca bombas o lanza
granadas de mano, apunta a las víctimas una tras otra. Su firmeza de hábito corre pareja con la metamorfosis de su cuerpo.”
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