martes, 5 de mayo de 2015

Hablar de la inmundicia



Se debió a un problema serio que el poeta abandonara su asiento, en defensa de su actividad, golpeó al imbécil que lo ofendió. Acción que cualquiera en su lugar hubiera ejercido. Es cómico golpear al que ofende el espíritu. El agredido buscará la manera de encontrar el perdón en sus espectadores; culpará por los medios posibles a su agresor. El comediante de pacotilla jamás comprenderá que su persona es la peor desgracia que pudo haberse engendrado.

MIRANDA3X86, bitácora de Caminante Contaminante. 2015

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