Un pueblo es
olvidado poco a poco, debido a que el casique ha decidido venderlo, esperando
que la casa de putas, perteneciente a La manuela y La japonesita, pase a ser de
su propiedad. En un país y en una época en la que la homosexualidad es un tema
muy delicado y explosivo, la figura del “macho” se pone en duda, cuando la
misma curiosidad del hombre le lleva a escudriñar en rincones ocultos del
deseo.
Retrato de un
México segregado, El lugar sin límites (1977) bajo la dirección de Arturo
Ripstein y adaptada de la novela homónima de José Donoso, es una película que
vale la pena observar por la actuación de sus personajes, locaciones como el
burdel y la iluminación que genera una atmósfera deprimente y en constante decadencia.
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