El
látigo del escorpión rasga la noche.
Se
transforma en destello vibrante como cola de dragón.
Preparando
con mortal filo de navaja, las plumas de la serpiente.
Al
llamado del fuego acuden las ciudades enteras.
Arrancando
con furia sus cimientos para marchar como colosos hambrientos.
Sed
de sangre, sed de venganza, los deseos se desatan.
En
el centro de cada gigante, encuentras peligro inminente.
Las
luces encienden su espectro rojo.
Fulgurando
implacablemente sobre los sujetos cautivos.
Se
proyectan escenas trágicas durante el fragor de la batalla.
Seres
desvaneciéndose en las fauces del monstruo.
Cabezas
precipitándose al vacío, como si se tratara de pencas en tiempos remotos.
El
horizonte en la mirada se fractura.
Un
grito decapita el espíritu del gigante que vive en la colmena, saborea la
última dulzura con su lengua de ponzoña.
Miranda3x86 Tiempos de poesía insolente.