Reflexión de “Poética vs Estética” de
Boris Groys
Armando Miranda
Muerte del autor
Entiendo por
esta metáfora groyseana que la obra de arte puede prescindir del artista en la
medida en que éste, ya ha sido objetivado o cosificado. Es decir, el artista
vivo – entendiéndolo en términos físicos y biológicos – puede estar presente
durante la exhibición de su trabajo, pero al contar – como ahora se “requiere” en el sistema
del arte – con un manifiesto, statement u hoja de sala representándolo; tanto
él como el público, pueden o no, establecer una relación directa, y esto no
afectará -o no debe- el juicio del espectador, debido a que el artista en el
documento al que otorga de un poder, debe ser lo suficientemente convincente
para que ese papel hable, aún si él muere – entendiéndolo nuevamente en
términos biológicos-, porque como Fontcuberta (2011) explica en su decálogo:
1.- Sobre el papel del artista: ya no se trata de
producir obras sino de prescribir sentidos.
Así mismo,
“está muerto”, en el sentido de que pasa desapercibido como consecuencia de las
múltiples tareas u obligaciones que debe ejercer en pro de su trabajo o diseño
de imagen avatárica o mediática. Nuevamente, Fontcuberta (2011) menciona:
2.-Sobre la actuación del artista: el artista se
confunde con el curador, con el coleccionista, el docente, el historiador del
arte, el teórico... (cualquier faceta en el arte es camaleónicamente autoral).
Del lenguaje poético
La concepción
de Groys en cuanto a que la poética es o está en la producción y no en el
objeto final de arte (obra de arte física), me parece atrevida e ingeniosa,
pero injusta. Claro que puede tomarse con la palabra “producción” TODO lo que
involucra el proceso creativo al hacer una pieza, objeto o como se le quiera
describir, y entiendo que Groys quiera ser muy sintético y económico en el
lenguaje (en el aspecto de resumir grandes ideas en una sola palabra); pero la
subjetividad a la que se está sujeto hoy día, permite las interpretaciones más
descabelladas basándonos en nuestras experiencias y no me parece justo que
Groys no quiera asumir una postura para ninguno de los dos conceptos que trata
en su artículo, no puede serse neutral en una época masificada de términos
relativistas.
Creado y puesto en movimiento en un medio que
presenta lo ausente, el lenguaje poético es un lenguaje de conocimiento; pero
de un conocimiento que subvierte lo positivo. En su función cognoscitiva, la
poesía realiza la gran tarea del pensamiento: el trabajo que hace vivir en
nosotros aquello que no existe.
Paul Valèlry
De igual
manera, en su “Teoría Poética y Estética” Valèry manifiesta que:
[…] todavía no se han cerciorado de la
imposibilidad de cuadrar todo pensamiento en una forma poética. Como las
operaciones que llevan al deseo a construirse una figura de lenguaje, armoniosa
e inolvidable, son muy secretas y muy complejas, todavía es lícito –lo será
siempre- dudar si la especulación, la
historia, la ciencia, la política, la moral, la apologética (y en general,
todos los temas de la prosa), pueden tomar por apariencia la apariencia musical
y personal de un poema.
Con esto que
Valèry menciona, debe rescatarse la idea de que a la poética del arte, la
envuelve algo más allá del mero trabajo documental de los objetos que se
fabriquen. Puede parecer una postura romántica y obsoleta para la investigación
y posterior visión del arte actual, pero la poética, está implícita en la
actitud de cada artista, en la aceptación de sus errores y victorias. Porque es
el artista quién determina el potencial alcance de su producción, si las
instituciones o sus representantes son quienes tienen la última palabra para
decidir si será o no una promesa del arte, eso es mera cuestión de protocolos
burocráticos del sistema y mercado del arte, habiendo entendido que el sistema del arte es el que determina qué es arte, cuándo y dónde, el artista deberá encontrar la manera en que se mueve para lograr insertarse en el mecanismo capital del arte.
Si existe la
poética en el artista, ésta se verá manifestada únicamente en la medida en la
que él logre defender a muerte sus ideas; pero esto será a su vez, algo que
logrará sólo después de haber transitado por un camino repleto de aciertos y
errores. El artista sólo puede ser un generador de poéticas, y más aún, sólo
podrá ganarse su poética, si ha estado en contacto directo con los temas que le
interese trabajar y enseñar. De otra forma, será un hipócrita que tarde o
temprano habrá de desertar a no ser que se busque otras estrategias menos
honorables para ser un productor del sistema del arte.
Para hablar de
poéticas y estéticas en el arte, es necesario mirar todo el panorama que la
vida ofrece. No soy partidario de la idea de que la vida puede existir sin el
arte. No hay manera de que podamos desprendernos de toda la visualidad a la que
estamos sujetos, tanto como productores o consumidores. Aún si no existieran
aquellas imágenes que resguardan los museos y centros guardianes de lo que
conocemos como arte, nuestra naturaleza clasificadora y buscadora de parámetros
comparativos, nos obligaría a encontrar a qué cosa(s) darles el calificativo de
arte, sólo por la razón de que genera placer e incertidumbre sensorial.
Por motivos
como estos también debemos pensar en que para comprender –de ser posible- el
arte, debemos mirar, no sólo a aquellos autores que han dedicado su vida entera
a escribir ensayos y tratados acerca de lo que el arte “es”, sino que debemos
ver todo lo que constituye al ser humano y que obviamente, lo inserta al mismo
tiempo en la esfera del arte. Me refiero a los tratados que hablan sobre
nuestra idea de ansia de poder, nuestra naturaleza recelosa, destructiva,
sedienta de sangre, etc. No es posible concebir aquello que nos produce placer
satisfactorio, sino también lo que nos produce el placer repulsivo.
Mérida, Yucatán a marzo de 2014
Bibliografía:
Groys, B. “Poética vs Estética”
(2013). Saúl Villa (compilador) proyecto editorial COCOM. Yucatán, México.
Fontcuberta, J. (2011) Decálogo
postfotográfico. La vanguardia. Recuperado de: http://www.lavanguardia.com/cultura/20110511/54152218372/por-un-manifiesto-posfotografico.html
el día: 22/02/12
Marcuse, H. “El hombre unidimensional”
(1971) Seix Barral. Barcelona, España.
Valèry, P. “Teoría poética y estética”
(1990) Editions Gallimard. París, Francia. Impreso en España.